Una de mis peores experiencias como guía fue presenciar el abandono que viven ciertos niños por parte de sus padres. Sí, les dan ropa, les dan casa, los mandan a una buena escuela, pero ¿Dónde está el amor, la atención, el tiempo? Las cosas materiales no sustituyen la atención, cariño, el convivio y el juego.
Me queda claro que amas a tu hijo y que quieres lo mejor para él y lo más probable es que él sepa que lo amas también, pero ¿qué crees que siente cada vez que no llegas? ¿Qué mensaje le estás dando? Su capacidad de razón no es tan amplia como la nuestra, para él las acciones son lo que cuentan y en este caso, tus acciones dicen que no te importa tanto como para acompañarlo un ratito a la escuela.
¿Cómo me doy cuenta cuando un niño es abandonado/descuidado? Hay muchos indicadores, desde la ropa sucia y desaliñada, los pelos despeinados, las uñas largas y sucias, siempre el mismo lunch o el comprado en el OXXO de último minuto, hasta los comentarios de los niños “mi papá trabaja todo el día y en la noche siempre sale” “me quedé con mi abuelita y mis papás se fueron”, “están de viaje, me ayudó mi hermana”.
Entrevistas, días festivos, festivales, ferias de libro, obras de teatro, clases abiertas, cumpleaños, ¿me creerían si les digo que hay papás que no llegaron a un solo evento en todo el año?
¿Qué mientras todos los niños estaban con alguno o ambos padres, o en su defecto, con algún abuelo o tío, estos niños estaban conmigo o con alguna otra guía? ¿Qué llegaba un punto en el cual ya ni me preguntaban por qué sus padres no habían llegado?
En todos los años que fui guía de Casa de Niños hubieron varios niños cuyos papás y mamás NUNCA conocí. ¿Se imaginan que después de un año entero de cuidar, guiar, enseñar y amar a sus hijos, nunca les vi la cara, ni ellos a mí?
¿Acaso tú te sentirías tranquila mandando todos los días a tu hija a un ambiente que no conoces, con adultos que no conoces?
¡Espero que no! porque eso no debería de suceder jamás. Entiendo que muchas familias se desgastan trabajando para darles lo mejor que pueden a sus hijos, pero si no les pueden dar un poquito de su tiempo, de su compañía, de su interés y su cariño ¿de qué sirve todo lo demás?
El amor de los niños NO se puede comprar. Podrá parecer que sí cuando vemos la emoción del niño al recibir un juguete nuevo, pero a largo plazo, todo eso se olvida y lo que queda es la memoria de la ausencia.
Involucrarte en la vida de tus hijos va mucho más allá que proveer por ellos. Involucrarse es conociéndolos, llevándolos y recogiéndolos de la escuela, jugando con ellos, ayudándoles con la tarea, dejándolos que ayuden a preparar la comida, platicando, leyendo un cuento, en fin, hay muchas formas, cada quién elegirá las que más le gusten y las que se acomoden a sus vidas, lo importante es hacer algo.
Tómate el tiempo para conocer la escuela de tu hija, para conocer a su maestra o guía, para conocer a sus amiguitos y a sus papás, para conocer sus actividades favoritas, para saber si es feliz…
Hasta la próxima! |